miércoles, 29 de enero de 2014

Nos visitan desde la Universidad de Granada.

Nuestro paso por la Fundación:

Somos un grupo  de chicas estudiantes de segundo de Educación Social que hemos pasado unos días de convivencia en la Fundación Escuela de Solidaridad y queremos transmitiros nuestra experiencia.

Desde el primer momento, no hemos tenido ningún impedimento, nos hemos sentido acogidas dentro de un ambiente familiar.

El primer día el fundador del proyecto, Ignacio, un hombre simpático, abierto, cariñoso, nos dedicó tiempo para explicarnos con paciencia el proyecto desde el momento inicial hasta la actualidad. Nos recibió y nos mostró las instalaciones (talleres, casas, horno, yurta, salón de actos, comedor, guardería, ropero, etc.).

El primer contacto que tuvimos con los habitantes de la Fundación fue cuando se les proporciono un espacio en la Facultad de Ciencias de la Educación de Granada, donde pudieron exponer y vender sus productos elaborados artesanalmente.

Al comienzo de nuestra convivencia en la Fundación, Dora, una chica voluntaria que desborda mucha energía por donde va y decidió convivir en la Fundación, nos recibió, ayudándonos a instalarnos y explicándonos de forma muy entregada la organización del proyecto, también nos enseñó otra parte de las instalaciones, “El Cortijo”, zona que quieren rehabilitar para convertirla en un espacio de encuentro donde coexistan el arte y la cultura.

Tras nuestro paso por la casa diez (de un siglo de antigüedad) fuimos invitadas a cenar y a disfrutar la noche con ellos, nos hicieron sentir como en casa en un ambiente de solidaridad, cariño, respeto, pudimos comprobar que son una familia unida, por vínculos afectivos. Esta cena dio pie a conocernos mejor y compartimos algunas historias y sueños por alcanzar.








Al llegar a nuestra habitación la encontramos completamente acondicionada para pasar una buena noche. Desde aquí queremos agradecer este gesto.

A la mañana siguiente, compartimos el desayuno con todos los miembros de la fundación, y a continuación, tras la llegada de las demás compañeras nos distribuimos en los diferentes talleres para realizarlos a lo largo de la mañana: ropero, panadería, dinámicas con los menores y colaboración en la cocina, cuya encargada nos transmitió su energía y alegría creando un ambiente agradable.




La experiencia con el pan, nos ha servido para aprender el proceso de elaboración, ya que nunca habíamos podido tener ocasión de realizarlo. El encargado del pan se mostró en todo momento entregado y con paciencia a la hora de enseñarnos los pasos a seguir. Además, pudimos comprender la importancia y verdadero significado del pan en una comida.







También hubo momento para el disfrute de los más pequeños de la fundación, organizamos una animación con actividades como paracaídas, pintacaras, globoflexia, diversos juegos y canta juegos. Realmente no sabríamos decir quienes lo pudimos disfrutar más, si los peques o nosotras. Participaban en todo, eran inagotables, cantando, bailando, riendo, jugando…El salón de usos múltiples quedo invadido por la magia de la ilusión y todo aquel que entraba allí, fuese grande o pequeño de alguna forma se contagiaba, ya fuese viendo a los niños y niñas jugar, cogiendo caramelos, haciendo globoflexia, o incluso participando en el pintacaras.



En este taller participaron desde la más pequeña con tan solo 5 meses caracterizada de hello kitty, hasta alguna madre, 
con quien pasamos un muy buen ratito de risas.









El almuerzo es un momento muy importante, donde se aprovecha para que todos se reúnan y compartan los alimentos por igual. Nosotras tuvimos el placer de disfrutar de un almuerzo, rodeadas de personas muy diversas, pero a la vez, iguales. Tan solo nos diferencia la gran multiculturalidad.








También tuvimos la oportunidad de pasar una tarde agradable en la Casa Africana,  allí pudimos participar en un juego diseñado por Andrés, llamado ‘El Camino de la Vida’, con el que pudimos reflexionar junto con una 

pareja alemana sobre cuestiones e inquietudes personales relacionadas con la vida, la existencia y el universo. Este momento fue muy especial, porque en una misma habitación, la multiculturalidad estaba presente una vez más, ya que se hablaba en tres idiomas diferentes.

Por último, nos gustaría agradecer a cada una de las personas que forman parte de esa gran familia, porque cada una de ellas nos ha aportado, enseñado y/o mostrado aspectos diferentes sobre la vida, que nos enriquecen y nos ayudan a crecer en valores.




















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