sábado, 9 de noviembre de 2013

III Campa FES: Cortijo Balderas


El año pasado playa, este tocaba montaña. Y vaya montaña!!! Había que disfrutarla, así que nos pusimos las botas (o lo que teníamos a mano...) y a patear. Foto de familia en Sierra Elvira, transporte público hasta el pueblo de Güejar Sierra y caminando hasta la zona del Charcón para pegarnos un baño en el río Genil.















Ya más fresquitos, subimos hasta el cortijo Balderas por una ruta sólo apta para valientes. Mientras, el equipo de logística descargaba furgonetas en el cortijo para tenerlo todo organizado cuando llegaran los demás.


 

 















Cuando llegamos montamos entre todos las tiendas de campaña, nuestras casas para los próximos 7 días. Venga, que se nos hace de noche y hay que cenar!!!






























Una vez adaptados a nuestro nuevo habitat, empezamos a descubrir y hacernos cada día un poco más cortijeros. Por las mañanas nos dedicábamos a participar en las labores principales de un cortijo. Nos dividíamos en grupos e íbamos rotando por las diferentes tareas:

Huerto, dónde coordinados por Susana conocimos las diferentes hortalizas que tenían, sacamos patatas, regamos, quitamos malas hierbas, preparamos el compost, recogimos cebollas... participamos desde el origen en algo tan básico como proporcionarnos nuestra propia comida, ¡sana y de calidad!




Animales, aprendiendo con Ros las atenciones diarias que necesitaban nuestros vecinos los burros, caballos, marranos, gallinas...




Leña, encargándonos de recoger y colocar la leña que nos calentaría en invierno y que nos permitió comer manjares hechos en el horno.



Mantenimiento, para que todo estuviese limpio y ordenado y poder disfrutar de las instalaciones como se merecen.



Además hicimos algunas tareas cooperativas como el rescate del tronco de un viejo fresno que había quedado en un barranco. Ayundándonos de unas sogas, con la unión de las fuerzas de todos, y al grito de 1, 2, 3!, lo sacamos y movimos hasta la entrada del cortijo, resultando un banco estupendo.




Y la gran obra de restauración de una vieja puerta que repararon los “Así”, el grupo de élite del campamento que tanto ayudó a cuidar de los más pequeños y a que todo saliera bien.



Las tareas mañaneras siempre nos despertaban el hambre, cosa que no es un problema si tienes coordinando la cocina a la masterchef Cristina y a su pinche Pedro “el muletas”. Menús muy ricos y sanos con la comida que nos donaron. Y es que Cristina es la única capaz de dar de cenar tortilla de patatas a 50 personas.... y que no puedan acabárselas!!!



Por las tardes hicimos diversas actividades con las que divertirnos y aprender. Gymkhana de agua para refrescarnos del calor veraniego.




Taller de pan y pizzas, que aprovechando el horno de leña también nos servía para hacernos la cena entre todos.














Juegos tradicionales con elementos naturales, muy sencillos de hacer con palos y piedras y altamente adictivos! Jugamos al Kubb, a la Rana y a la Tanga .








Talleres para dar rienda suelta a nuestra capacidad artística con elementos del entorno y muy ligado a la naturaleza que nos rodeaba. Camuflamos una vieja furgoneta con plantillas de elementos naturales, hicimos medallones de arcilla que cocimos de manera casera y dibujamos para hacer un mural que reflejara lo que cada uno destacábamos del campamento.
















Ros preparó varias dinámicas de cooperación y confianza en el medio que nos rodeaba y una explicación participativa para entender como varía la vegetación en Sierra Nevada en función de la altitud.





Había que aprovechar el entorno del cotijo, así que hicimos un par de rutas que siempre nos gustaban mucho aunque nos cansaramos de andar... Un día subimos a visitar el cortijo del vecino, al otro lado de la montaña. Le "okupamos" las sombras de sus árboles para comer resguardados y echarnos una siestecilla.... Nos trató genial y la próxima vez que volvamos nos enseñará a hacer queso de manera tradicional. Los más mayores alargaron el paseo para ver unas trincheras de la Guerra Civil.







Y aprovechamos la otra ruta para pasar la noche de luna llena de agosto durmiendo “al raso” en el Collao del Alguacil. Despedimos al sol, recibimos una gran luna y cerramos los ojos todos juntos y bien apretados bajo un cielo que invitaba a soñar.





Y cuando nos quisimos dar cuenta, cuando parecía que eramos cortijeros de toda la vida, llegó el momento de recoger y marcharnos, de meter en la mochila todas las experiencias y la mayor cantidad posible de la ropa que habíamos llevado... Dejamos el lugar mejor de lo que nos lo habíamos encontrado y nos pusimos otra vez el mejor de nuestro calzado para recorrer juntos los 5 km que hay hasta Güejar por un bonito camino... y de bajada!






























Unos helados nos esperaban para merendar en el pueblo antes de coger el autobús que nos llevaría de vuelta a la FES. Y allí otra foto de familia, como la del primer día, pero con caras de más cansancio y satisfacción.



Sólo nos queda agradecer a todas las personas que de una u otra manera han participado en este campamento. A todas. Pero mención especial a nuestra familia del Cortijo Balderas (http://www.campingcortijobalderas.dewanee.es/index.php/homepage) lugar y personas que os recomendamos conocer si tenéis la oportunidad!

Y nosotros ya pensamos en el próximo año, que traerá la IV edición del campamento de verano y quien sabe... quizá alguna sorpresa el resto del año! Nos ayudas?


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